El bilingüismo es la capacidad para pensar y comunicarse en dos idiomas, sin distinción jerárquica entre uno y otro, aunque evidentemente el idioma más practicado en un contexto particular sea el que mejor se domine.
El sistema bilingüe que utilizamos en Wonderland busca enriquecer el desarrollo integral de los peques desde la infancia, a través del lenguaje. No tiene que convertirse en una tarea, pero sí debe existir algún tipo de estructura y mucha perseverancia en lo que se refiere a enseñar un segundo idioma a tus hijos, ya sea a través de conversaciones diarias o de enseñanza formal. La idea es ayudarles a aprender el idioma de forma eficaz e interesante, con estrategias relacionadas con el día a día. Por lo tanto, criar un niño bilingüe no es tan fácil, requiere de gran compromiso y esfuerzo, pero los beneficios son muy importantes.
No obstante, existen muchos mitos acerca de criar a un hijo en un ambiente bilingüe, y muchos padres de familia se desaniman porque les dicen que aprender dos idiomas puede confundir a sus hijos y causar retrasos en el habla, o que es demasiado tarde para empezar. Aquí os presento los mitos más comunes y las razones por las que son infundados:
Ésta es la más común de las ideas equivocadas. Muchas veces los padres, e incluso los maestros, creen que si los niños crecen oyendo dos idiomas se van a confundir y tardarán más en desarrollar el lenguaje. Sin embargo, se ha demostrado que esta creencia es totalmente errónea.
Los niños son como esponjas, tienen más capacidad de aprendizaje desde edades tempranas. Al introducir una segunda lengua en los primeros años de la vida de un niño, se maximiza su voluntad y capacidad de aprendizaje. Cuando aprendemos una lengua como un adulto, traducimos de la lengua materna al nuevo lenguaje. En cambio, al aprender desde niños, se absorbe el lenguaje y las frases de la misma manera como lo hacemos en nuestra lengua materna. Es adquisición del lenguaje, no traducción. Además, cuanto antes aprendemos una lengua, más fácil es adoptar el acento nativo. Si adquirimos una segunda lengua como un niño, es más probable pronunciar las palabras y hablar el idioma como si fuéramos un hablante nativo.
Además, a nivel intelectual se ha demostrado que el saber más de un idioma aumenta las habilidades cognitivas -o sea los niños bilingües se vuelven más inteligentes. El tener que asimilar y diferenciar dos idiomas les desarrolla a los niños una mayor capacidad de concentración y de flexibilidad mental. Estas habilidades los ayudan para entender conceptos complejos, y resolver problemas tanto matemáticos como lingüísticos.
La mayoría de los niños bilingües mezclan los dos idiomas hasta que van aprendiendo a distinguir uno del otro, esto es algo inevitable e inofensivo. También mezclan sus idiomas porque uno de ellos tiene mayor influencia que el otro y eso provoca una falta de vocabulario en el idioma minoritario. Esto es algo temporal y desaparece a medida que el vocabulario de un niño se va desarrollando en ambos idiomas.
En realidad, personas bilingües de todas las edades mezclan sus idiomas, y a veces lo hacen porque no saben la palabra que necesitan en el idioma en el que están hablando, o algunas personas mezclan los idiomas a propósito porque les gusta más la palabra o la frase en el otro idioma. Un ejemplo perfecto es el uso generalizado del Spanglish (la mezcla del inglés y el español) por los latinos en Estados Unidos.
Aprender un segundo idioma nunca es demasiado tarde. Así como cualquier adulto puede convertirse en bilingüe, un niño también está capacitado para hacerlo sin tener una edad específica para dejar de intentarlo. Al respecto, es preciso aclarar que sí existe una edad adecuada para favorecer este aprendizaje, pero no es una limitante. Es más fácil para los niños menores de 10 años, y aún más fácil para los menores de 5, comparado con el esfuerzo que requiere para un adulto, que es mucho mayor.
El periodo óptimo, según los expertos, parece situarse entre el nacimiento y los 3 años, justamente cuando un niño está aprendiendo su primera lengua, porque son como esponjas y tienen más capacidad de aprendizaje.
Después, el mejor momento es de 2 a 7 años de edad, porque todavía son capaces de procesar varios idiomas y desarrollar un segundo sistema de lenguaje junto al primero. Con el fin de aprender a hablar ambos idiomas, como si cada uno de ellos fuese su lengua materna.
Si tu hijo es mayor de 7 años y has pensando en criarlo como bilingüe, todavía estás a tiempo de hacerlo. El tercer periodo para aprender un segundo idioma es antes de la pubertad, entre los 10 y los 13 años de edad. Después de la pubertad, los estudios demuestran que los idiomas nuevos se almacenan en una zona diferente del cerebro, por lo que los niños tienen que traducir o usar su lengua materna como sendero hacia ese nuevo idioma. No obstante, hace falta que se enseñe con estructuras específicas, pues no es suficiente con sentarlos frente a la televisión.
En mi caso, llegué a España en 2004 con ocho años de edad sin saber hablar español. Mi única lengua era el inglés. Desde que llegué, empecé a ir al colegio a dar las clases totalmente en español con compañeros y maestros españoles, aunque en casa, con mi familia, hablábamos siempre en inglés. Después de unos años viviendo en un ambiente bilingüe, considero que tanto el inglés como el español, son mis dos lenguas maternas.
“Los niños son como esponjas, aprenden otro idioma jugando, interactuando, en lo cotidiano, es nuestra tarea como educadoras acercarles el mundo del inglés para que fluya con total naturalidad”