Los centros infantiles, como ya hemos hecho hincapié en otras entradas de nuestro Blog, son el principal motor, junto a la familia, para una temprana socialización del niño y a su vez, uno de los focos más importantes de enseñanza para nuestro pequeño. De hecho aunque sigamos llamándolas “guarderías” los centros a los que llevamos a los niños antes del colegio son Escuelas de Educación Infantil y forman parte del sistema educativo.
Entre las principales dudas sobre qué es lo que se hace en las guarderías podemos destacar que muchas personas desconocen qué tipo de enseñanza o aprendizaje se les da a los niños que asisten a ellas. Para ellos haremos diferenciación sobre las tres edades de aprendizaje más señaladas, por un lado, la edad más temprana, aquella que va desde los pocos meses hasta el añito, en segundo lugar desde el año hasta los dos, y por otro lado desde los dos añitos hasta los tres.
En esta primera etapa, lo primordial es atender a las necesidades físicas y afectivas del niño y eso requiere una gran flexibilidad, por eso la distribución del tiempo es muy aleatoria y depende sobre todo de los ritmos biológicos de cada bebé (a estas edades duermen entre 16 y 22 horas diarias) y del tiempo que permanezca en la guardería. La profesora tratará de establecer un vínculo afectivo con cada pequeño, para darle seguridad y ayudarle a adaptarse al ambiente.
En la segunda etapa sabemos que el juego y la actividad son básicos para estimular a los niños y desarrollar sus habilidades. Por eso, ahora que ya se desplazan con soltura, trata de organizar la clase para que puedan moverse por ella fácilmente y acceder a los juguetes con libertad.
Entre los objetivos de este año, tenemos previsto que los pequeños aprendan a identificar el sitio que les corresponde y su percha, para lo cual cada alumno tiene asignado su lugar con una foto identificativa que le ayuda a reconocer su lugar. También aprenderán a coger solos el babi y a ponérselo con su ayuda.
Otros hábitos que empezarán a trabajar este curso son lavarse las manos antes y después de comer, comer solos y “peinarse” antes de ir a casa.
La capacidad de atención de los alumnos aún es muy breve y las diferencias entre unos niños y otros son muy pronunciadas, por lo que gran parte del día se dedica al juego libre en el patio o en el aula aprovechando el potencial educativo de los juguetes: carretillas, correpasillos, arrastres y pelotas para el desarrollo motor; encajables, puzzles, construcciones, cajas, cubos y palas para favorecer las habilidades manuales; muñecos, cocinitas, volantes y coches para el desarrollo social y emocional, etcétera.
Pero, por supuesto, aún queda tiempo para las actividades organizadas, como pintar con los dedos, leer un cuento, escuchar música y bailar, imitar sonidos o aprender el nombre de algunos objetos de uso cotidiano.
Por último, en la tercera etapa, la tutora tiene preparadas fichas que enseñarán a los pequeños: números, colores, formas, partes del cuerpo... También tiene fichas para favorecer la motricidad fina.
Otras actividades del curso serán leer cuentos, aprender canciones y bailes, pintar, imitar movimientos, montar collares de cuentas o hacer sonidos con instrumentos.
Entre los hábitos a fomentar están el aseo, el orden, la autonomía a la hora de comer y el respeto a los otros (guardar turno, escuchar...).
Además, en coordinación con los papás y dependiendo del ritmo de cada peque, se irá instaurando el hábito de sentarse y hacer "algo" en el orinal.
En Wonderland tenemos como principales objetivos los siguientes:
En nuestro proyecto educativo priorizamos el juego y la manipulación como las bases de las cuales partir. En una atmósfera de cariño y confianza, el niño juega y se divierte mientras aprende.