Principalmente os decimos brevemente que la intolerancia a algún alimento es la incapacidad de consumir ciertos alimentos sin sufrir efectos adversos sobre la salud. Cuando un alimento no es asimilado por el organismo, debido a una carencia digestiva, enzimática o metabólica, se habla de intolerancia.
Esto puede ocurrir a tempranas edades dado que la inmadurez del sistema digestivo y los numerosos procesos víricos e infecciosos que los alteran, provocan una anomalía en la absorción de ciertos alimentos por parte del organismo. Una vez el bebé comienza a tomar la alimentación complementaria ( a partir de los seis meses) ya pueden manifestárselas intolerancias. Antes de los seis meses pueden ser intolerantes a la lactosa o a la proteína de la leche de la vaca de las fórmulas que sustituyen la leche materna, o puede ser algo que come la madre y que pasa a la leche. También tener familiares con intolerancias es un factor que influye.
Algunos de los síntomas de la intolerancia pueden aparecer hasta 72 horas después de haber ingerido el alimento; y estos pueden ser: digestiones pesadas, diarrea, estreñimiento, gases, molestias intestinales, hinchazón de estómago, vómitos, dolor de barriga, eccemas y picores, dolor de cabeza, dolores articulares, retraso en el crecimiento y pérdida de peso.
A continuación pasmos a describir brevemente algunas de las más comunes:
Una vez detectada la intolerancia, el alimento debe ser excluido de la dieta por completo o reducir las cantidades y observar si los síntomas mejoran. En Wonderland contamos con un servicio de catering especializado y preparado para responder a la demanda de cualquier menú que excluya estos alimentos. En cualquier caso, si tienen la leve sospecha nos lo pueden comunicar y de inmediato nos ceñimos a la nueva dieta.
La mayoría de las intolerancias que se producen en la infancia se superan en meses o en pocos años. Si sospechas que tu hijo podría sufrir alguna intolerancia, consúltalo con tu médico.