Los bebés, desde que nacen van desarrollando los 5 sentidos.
Vamos a volver a recorrer ese fascinante mundo de los pequeños a través de los sentidos para profundizar un poco más en su desarrollo, esta vez lo vamos a hacer de los 8 meses hasta los 10 meses. Y explicaremos como lo hacemos en Wonderland para fomentar mejor el desarrollo, dependiendo de cada mes y sentido, con diversas actividades muy divertidas y amenas para los bebés y los adultos.
A la exploración de los objetos a través de la boca y las manos se le añade la exploración ocular.
Cómo lo hacemos en Wonderland: Colocaremos un espejo irrompible en el suelo y deslizaremos pelotas por encima de él para llamar su atención. Pondremos al bebé boca abajo en uno de los extremos del espejo. Se sentirá muy atraído y estimulado, ya que cuando se acerque verá su imagen reflejada y querrá tocarse golpeándolo con sus palmas. Si el bebé ha iniciado movimientos de desplazamiento e incluso ya se mueve a gatas, dejaremos que avance por encima de él y observaremos cómo descubre su propia figura desde arriba y cómo persigue las pelotas que nosotros le vamos mostrando. Dejaremos que, de vez en cuando, las coja, las deje caer y se las lleve a la boca. Después de tantos descubrimientos llegará el momento de relajarse, cuando se tumbe sobre el espejo podrá notar sensaciones nuevas, la temperatura del cristal en contacto con su piel, el calor de su aliento que lo empaña...
Percibe los sonidos emitidos que vienen de detrás de mí.
Cómo lo hacemos en Wonderland: Cogeremos un rollo interior de papel de cocina y hablaremos a través de él experimentando con nuestra voz para que suene de maneras diferentes: aguda, grave, fuerte, débil, melódica, etc., como si fuera un altavoz. Observaremos cómo reacciona el niño o la niña y a continuación le dejaremos el tubo para que intente imitarnos. Podemos hacer este ejercicio con tubos de medidas diferentes. De esta manera, el bebé podrá experimentar cómo cambian los sonidos según el espacio donde resuenan.
Cómo lo hacemos en Wonderland: Extenderemos pasas por el suelo formando un camino. Dejaremos que el niño o la niña, tumbado boca abajo, avance por el suelo y encuentre las pasas que hemos extendido. Practicará el gesto de la pinza al cogerlas y le pediremos que las vaya poniendo en un bote. Como es natural, de vez en cuando el bebé se llevará alguna pasa a la boca; si es así, velaremos por que tanto el suelo como los frutos estén muy limpios. Si al caminito de pasas le añadimos trocitos blandos de frutas confitadas, le ofreceremos un abanico más amplio de sabores dulces para probar. Hay que tener especial cuidado con los trocitos de alimentos que ponemos al alcance de los niños y niñas. Deben ser blandos para que no haya peligro de atragantamiento.
Cómo lo hacemos en Wonderland: Las cintas de tela también son un buen material para la exploración táctil de los niños y niñas de estas edades. Reuniremos unas cuantas cintas largas, aproximadamente de 1 m. Necesitaremos: Cintas anchas y estrechas, cintas más largas y otras más cortas, cintas lisas y otras con textura rugosa, peluda, áspera, etc. Podemos confeccionar tiras de tela diferentes (seda, pana, algodón, arpillera, lino, etc.) y así tener más variedad de cintas.
Cuando hagamos el juego, trataremos de elegir tres o cuatro cintas, las cogeremos con una mano y mientras el bebé está sentado en el suelo se las pasaremos por las mejillas, por el cuello y, finalmente, por sus manos para que las manipule a su aire.
Es muy importante que el control de las cintas lo tengamos siempre nosotros. Las debemos sostener con fuerza por un extremo. De esta manera estaremos atentos a la actividad y evitaremos que se enrede y pueda hacerse daño.
Cómo lo hacemos en Wonderland: Cogeremos peluches que suela jugar a menudo, y rociaremos en cada uno diferentes olores. Como, por ejemplo, colonia, en otro cebolla, en otro vaporub, menta, gotitas de café, vinagre… Así iremos viendo como de desarrollado tiene el olfato, y que olores son más agradables para él o ella.
Sin embargo, todavía no ha aprendido a desviar la mirada para protegerse de los estímulos externos. El bebé siente mucha curiosidad por todo lo que se cruza en su camino, lo mira todo con tanto entusiasmo que interioriza todo tipo de imágenes, tanto las que le gustan como las que no.
Cómo lo hacemos en Wonderland: Pondremos a los niños y niñas sentados en el suelo ante una ventana baja para que puedan observar, a través del cristal, todo lo que pasa fuera, en la calle o en el patio. Explicaremos en voz alta todo lo que vemos. Si realizamos esta actividad siempre a la misma hora, los acontecimientos se pueden repetir en diferentes días y así reforzar el vocabulario. Por ejemplo, la hora en que viene el cartero, la hora en que traen la comida, etc…
Cómo lo hacemos en Wonderland: Los bebés de esta edad no pueden resistir la tentación de hacer ruido a todas horas. Cualquier objeto que pongamos a su alcance, cucharas, cazuelas, tapas…, lo utilizan para «fabricar» sonidos.
Les encanta escucharse a sí mismos mientras chocan los objetos entre sí y consiguen un nuevo sonido. Los bebés escuchan los sonidos con todo el cuerpo y no exclusivamente a través de los oídos. Por este motivo, les atraen particularmente los sonidos escandalosos que los adultos podemos considerar demasiado fuertes, vibrantes, agudos, etc. Sienten curiosidad por el impactante sonido del martillo sobre el metal, por las carracas y por el sonido de la cuchara cuando golpea con ella en la mesa.
Prepararemos una cesta con todo tipo de tapas de botes reciclados que sean de diferente material: plástico, metal, madera… Nos colocaremos sentados en el suelo detrás del niño o la niña y le mostraremos que utilizamos dos tapas como si fueran dos platillos, golpeándolas entre sí. Pronto, él copiará nuestra acción y disfrutará del sonido que produce.
Cómo lo hacemos en Wonderland: Nos pondremos una fresa grande en la boca, cogiéndola con los labios sólo por un extremo, de tal forma que buena parte de la fruta sobresalga. Nos acercaremos a los niños y niñas para darles un beso rozándoles suavemente sus labios con la fresa. A buen seguro, muchos no podrán resistir la tentación de morder un trozo de fresa. Tenemos que lavar muy bien la fruta antes de realizar esta actividad.
Cómo lo hacemos en Wonderland: En verano dejaremos a los niños y niñas sólo con el pañal y pondremos a su alcance una mezcla de arena con mucha agua que amasaremos hasta que quede espesa.
Dejaremos que se embadurnen el cuerpo libremente con el barro para poder percibir a través del tacto de su piel la frescura, la humedad y la viscosidad de este material.
Les propondremos también que amasen el barro con los dedos, les producirá una sensación muy agradable.
Cómo lo hacemos en Wonderland: Dejaremos algunas frutas enteras al alcance del bebé para que las pueda manipular y descubrir, entre otras cualidades, su olor. Después partiremos una manzana, una pera y una naranja por la mitad y acercaremos una mitad de cada fruta a su nariz diciéndole de qué fruta se trata. Sacaremos las semillas de las frutas para que no se pueda atragantar con ellas y dejaremos las frutas enteras y en gajos para que las pueda explorar libremente y perciba que, cuando están partidas, tienen más olor.