Una buena alimentación es fundamental para el crecimiento sano del bebé, es vital para que el niño crezca fuerte y feliz. Comer bien afecta no sólo a su crecimiento físico, sino también a su desarrollo intelectual.
Una correcta alimentación del niño durante los primeros años de vida puede repercutir positivamente en su estado de salud, así como en su habilidad para aprender, comunicarse con los demás, pensar y razonar, socializarse, adaptarse a nuevos ambientes y personas y, sobre todo, en su rendimiento escolar. Una buena alimentación puede influir notablemente en su futuro.
Durante los 6 primeros meses de vida la mejor alimentación para el bebé es la leche materna que se realizará de forma exclusiva y sin necesidad de introducir ningún otro alimento. En caso de que la madre no pueda amamantar al bebé, el bebé habrá de tomar biberones elaborados con leche de fórmula.
La leche materna ha de administrarse a demanda durante las primeras semanas, aunque si el bebé no se despierta por la noche, sólo es conveniente despertarle si nuestro pediatra así lo aconseja, para que no se deshidrate. Si el pediatra no nos lo recomienda, dejaremos que el niño descanse (suelen dormir un máximo de 5 o 6 horas seguidas). En cuanto a la fórmula de inicio-1 se administrará cada 3-4 horas.
A partir de los 6 meses, el aporte nutricional de la leche materna o la leche de fórmula puede empezar a no ser suficiente para el bebé. Comienza entonces la alimentación complementaria o introducción de sólidos, que consiste en la administración de alimentos distintos de la leche materna o la leche de fórmula adaptada.
La alimentación complementaria tiene un doble objetivo: satisfacer los requerimientos nutricionales del bebé y crear unos hábitos alimentarios saludables.
Cuando el bebé tiene entre 7 y 9 meses comienza la masticación rítmica, aún en ausencia de dientes, por lo que conviene añadir alimentos semisólidos o de masticación suave, como el alimento infantil elaborado con leche de continuación, papillas, purés o comida en trocitos pequeños.
Aquí vemos una tabla explicativa de la introducción de alimentos en el primer año de vida:
A medida que el bebé va desarrollando sus habilidades psicomotoras, adopta una alimentación más parecida a la de los adultos. A partir del primer año, el niño consolida su gusto al probar nuevos sabores y texturas, y comienza a mostrar sus preferencias.
Conviene ampliar al máximo y de manera progresiva la gama de alimentos, para que a los 2 años pueda comer casi lo mismo que los adultos.
Poco a poco sustituirá el biberón por el vaso y aprenderá a usar la cuchara y el tenedor, aunque al principio usará los dedos para comer solo. Para aprender debe experimentar y mancharse, si no se le permite, perderá el interés.
En Wonderland le damos mucha importancia a una buena alimentación, variada y saludable. La calidad es tan importante como la cantidad. Por ello en nuestra guardería prestamos la mayor atención a la composición de los menús de nuestros pequeños tragoncetes.
Conseguir que el niño coma y pruebe todos los alimentos requiere paciencia, imaginación y conocimientos nutricionales; en Wonderland ponemos mucho empeño para que todos y cada uno de los niños prueben, aprendan, coman de todo y tengan una rutina alimenticia. El niño necesita una alimentación variada para que aprenda a comer de todo y no presente carencias alimentarias. Por todo ello, nuestros menús se adaptan a todas las edades. Siempre tenemos un primer plato y un segundo, y de postre fruta fresca comprada en el mismo día y muy variada. Plátano, manzana, pera, naranja… entre muchas otras.
En nuestros menús siempre encontramos: pescado, carne, purés, legumbres, verduras y pasta. Introducimos los alimentos paulatinamente en constante contacto con las familias, conforme ellos los hayan ido introduciendo, en relación a la edad de cada pequeño, y nos amoldamos a las costumbres de cada familia; no obstante, el hecho de comer con más niños hace que todos cojan rápidamente el hábito, y se contagien el hambre.
Para un buen desayuno les damos galletitas y pan tostado con mantequilla o aceite de oliva virgen extra.
Y para merendar es todavía más variado, sándwich, batido o zumo, vaso de leche con cereales, yogures, fruta variada…